Por Eleazar Trejo
Lamb of God es una de las bandas más chingonas que han existido durante los últimos 15 años. Los “Pantera” de este siglo. Una de las bandas más calientes que puedes ver en vivo, y que son sinónimo de excelencia, hostilidad y garantía musical.
Hace más de cicno años, pasaron por un grave bache en el que Randy estuvo involucrado, y que derivó, personalmente, en el disco más oscuro, lírica y musicalmente, de toda su carrera.
Este maldito 2020, trae la nueva entrega de Lamb of God, el cual se titula de igual manera. Muchas bandas han dicho que cuando titulan un disco con el nombre de la banda, es porque éste es el reflejo de lo que son y tocan. Lamb of God no se equivocó, ya que es una auténtica maravilla.
Los tr00s y puristas dirán que esto no puede pasar porque no está en la batería Chris Adler, pero en realidad, le dieron al clavo en integrar al magnífico Art Cruz. Si bien no toca tan fino como Adler, deja claro que tiene su excelente sello.
El disco abre con “Memento Mori”, el cual nos regala un intro tranquilo, que por un momento te hará recordar un poco a Moonspell, pero que al paso del minuto 1:40 se dispersa por completo ya que llega el brutal sonido de Lamb of God. Una joya de canción que tiene toda la marca de la casa, y donde cada uno de los integrantes muestra que están en una espléndida forma. Un corte que seguramente será escuchado cuando el puto coronavirus nos permita volverlos a ver.
Para continuar, “Checkmate” hace su aparición. Un corte mega bueno, con unas excelentes guitarras y una base brutal que dan John Campbell y Art Cruz. Insisto, este disco se gana, a pulso y en cada corte, el título homónimo de la banda, porque esto es realmente Lamb of God.
El disco continúa con “Gears” y “Reality Bath”, las cuales son un par de canciones excepcionales, pero que son la antesala de la mejor de esta entrega.
¡¡¡Sí, llega “NEW COLOSSAL HATE”!!! Señoras y señores, este track es de lo más chingón que ha compuesto la banda en los últimos años. Excelsa, con agallas, perfectamente ensamblada. La ejecución de guitarras es lo más fino y brutal que se les ha escuchado a Willie y Mark. Atención a los maravillosos armónicos que realizan estos dos. ¡Unas putas joyas! Esto es Lamb of God, sin discusión alguna. ¿Y qué decir de los demás integrantes? Lo dicho anteriormente, todos están en la mejor forma y aquí lo puedes comprobar.
Después de la paliza que te da New Colossal Hate, continua “Resurrection Man”, siendo esta un track a medio tiempo que sirve para que asimiles que estos tipos tocan impecablemente bien y que no andan con niñerías. Llegado el minuto 3:00 hará que muevas la cabeza al ritmo que te regalan.
“Poison Dream” y “Routes” son dos tracks con invitados. Jamey Jasta (Hatebreed) y Chuck Billy (Testament), respectivamente, colaboran en este disco con estos dos tracks que tienen mucho que ofrecer. Personalmente, Poison está más trabajada, aunque Routes es una patada en la cara. ¡Par de chingonadas!
Para finalizar, Lamb of God cierra de manera impecable con “Bloodshot Eyes” y “On The Hook”. Sí, dos tracks que tienen mucho carácter y que confirman lo grande que es la banda.
Indudablemente, este disco será el mejor del año, y si no, deberá estar entre los mejores 3 del asqueroso 2020. Ampliamente recomendable.
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